Durante muchos años ha habido situaciones de riesgo relacionadas con el sedentarismo, a mitad del siglo pasado (1949) hubo una situación crítica con los conductores de autobús que padecían problemas cardíacos severos. Esta situación hizo reaccionar a las autoridades médicas londinenses que evaluaron las causas de dicha epidemia. La conclusión relacionaba el sedentarismo con los riesgos cardiovasculares.
Cuando permanecemos sentados hay menos demanda del sistema circulatorio debido a la movilidad limitada. Como resultado la actividad del corazón y flujo de sangre se reduce provocando un estancamiento de la sangre. La presión a los lados de las caderas que ejerce el asiento es muy alta y puede agravar aún más este efecto. Es por eso que una persona que permanece sentada todo el día haciendo poco trabajo físico a menudo se siente cansada al final de su jornada laboral.
Estudios recientes vincularon el estar sentado con los biomarcadores de mala salud metabólica, que muestra cómo el tiempo total de estar sentado se correlaciona con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades del corazón, cáncer de colon y otros problemas crónicos de salud, incluso en personas que cumplen con la recomendación de 30 minutos de actividad física diaria al predominar la posición de sentado durante las horas restantes.
La Dra. Elin Ekblom-Bak de la Universidad de Estocolmo especializada en salud pública y la orientación de la actividad física llevó a cabo un estudio en base a más de 3500 hombres y mujeres mayores de 60 años en Suecia, el estudio se suma a la evidencia que sugiere que el simple hecho de estar sentado podría ser, altamente, perjudicial.
Dicho estudio pone de manifiesto que existe una preocupación principalmente en el ejercicio y se ha olvidado la actividad antecedente que hace una persona en la vida diaria.
En definitiva el ejercicio activo o no, por lo general sólo toma una pequeña fracción del día y el resto de la jornada la mayoría de personas permanecen sentadas en su trabajo.
Las conclusiones de dicho estudio muestran que las personas que tienen niveles más altos de movimiento intermitente diario, sufrieron menos problemas relacionados con el corazón.
El investigador David Dunstan del Instituto Baker IDI Heart & Diabetes en Melbourne, Australia, afirma que la falta de contracción muscular causada por estar sentado disminuye el flujo de sangre a través de su cuerpo, lo que reduce la eficiencia de los procesos biológicos.
Mientras que el ejercicio regular es sin duda importante, es cada vez más evidente que permanecer activo – estar en movimiento durante la jornada laboral – es con toda probabilidad, imprescindible para la salud y la longevidad. Y por el contrario permanecer sentado durante largos periodos de tiempo produce un flujo sanguíneo deficiente que contribuye a efectos perjudiciales y crónicos.
Otro estudio de interés es el llevado a cabo por la Dra. Joan Vernikos, ex directora de la División de Ciencias de la Vida de la NASA y autora del libro “Sitting Kills, Moving Heals”, que trata sobre este tema, ella presenta una explicación científica muy interesante del por qué estar sentado tiene un impacto tan dramático en la salud, y lo que puede hacer al respecto.
Ella abordó este problema desde un ángulo diferente, tenía curiosidad de saber por qué el ejercicio regular no parece compensar los efectos negativos de estar sentado demasiado tiempo, su investigación se enfocó en averiguar qué tipo de movimiento es insociable mientras está sentado. Lo que descubrió fue sorprendente. Descubrió que es el cambio en la postura lo que trabaja contra la gravedad que es la más poderosa, en términos de tener un impacto positivo en su salud. De hecho se descubrió que levantarse regularmente de una posición sentada, resultó ser más efectivo que caminar.
“La clave para la salud de toda la vida es algo más que el ejercicio tradicional de un gimnasio, tres a cinco veces a la semana. La respuesta es volver a descubrir un estilo de vida con constantes movimientos naturales de baja intensidad sin ejercicio, que utilice el vector de gravedad a lo largo del día”.
La Dra. Vernikos utilizó el término “vector de gravedad” ya que ella fue uno de los principales médicos asignados a ayudar a que los astronautas de la NASA no se deterioraran en el espacio. En una situación de lucha contra la gravedad, su cuerpo se deteriora a un ritmo mucho más rápido, y, curiosamente, estar sentado por un período prolongado de tiempo simula un entorno de baja gravedad.
¿Qué podemos hacer para mejorar?
Una efectiva y simple solución es intercalar periodos de trabajo sentado con periodos de pie. Esta práctica es suficiente para obtener resultados beneficiosos para la salud de las personas, incluso en aquellas que tienen una actividad física baja.
Lo ideal es poder tener una actividad física moderada durante 30 minutos cada día e intercalar la posición de sentado/de pie cada 15 minutos.
La pregunta que nos surge es si nuestros puestos de trabajo están adaptados a dicha necesidad, normalmente en nuestro país las mesas de trabajo son rígidas y no permiten dicha adaptabilidad.
Ya sea en la oficina o en las zonas de producción la mesa de trabajo se conforma como un elemento fijo que no permite variar la posición inicial del operario, más allá que subir o bajar la altura de la silla. Esta situación es contraria a las prácticas saludables que muestran los estudios sobre este tema.
Para ello soluciones de mesas de trabajo ajustables en altura de manera sencilla e inmediata combinadas con sillas o taburetes que permitan ajustar la altura de la persona ofrecen una respuesta a las necesidades actuales que ya se están aplicando en países muy preocupados por la salud de las personas como Dinamarca, Finlandia, Suecia y Noruega.
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